A continuación, el cuento completo que se leyó en la reunión:
EL CABALLO QUE NO SE DEJÓ VENCER
(ANÓNIMO)
Cuéntase que un estanciero, quien luchaba con muchas dificultades, tenía algunos caballos para ayudar en el trabajo de su estancia.
Un día, el capataz le trajo la noticia de que uno de sus caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El agujero era muy hondo y sería difícil sacar al animal de ahí. El estanciero evaluó la situación y certificó que el caballo estaba vivo. Aún así, por la dificultad y el alto costo para retirarlo del fondo del pozo, decidió que no valía la pena invertir en el rescate.
Llamó al capataz y ordenó que sacrificase al animal enterrándolo allí mismo. El capataz, con algunos peones, decidió tirar tierra sobre el caballo hasta cubrirlo totalmente y rellenar el pozo hasta que no ofreciera más peligro a los otros animales.
Sin embargo, a medida que la tierra caía sobre su lomo, el caballo se sacudía, la tiraba en el piso e iba pisando sobre ella. Enseguida, los hombres percibieron que el animal no se dejaba enterrar, sino por el contrario, estaba subiendo a medida que la tierra caía, hasta que finalmente... ¡consiguió salir!
“Muchas veces nos sentimos como si estuviésemos en el fondo de un pozo y tenemos la impresión de que el mundo tirase sobre nosotros la tierra de la incomprensión, de la falta de oportunidad, de la desvalorización, del desprecio y de la indiferencia. En esos momentos difíciles, es importante que recordemos la lección profunda de la historia del caballo que no se dejó vencer y pongamos todo de nuestra parte para salir de la dificultad, pues la confianza en las propias fuerzas es algo importante que debemos cultivar desde chicos”.
En la entrada de la escuela se encuentra la cartelera con los trabajos realizados por las familias.
Beatriz LB de Slidely by Slidely Slideshow