viernes, 9 de julio de 2021

9 DE JULIO

 Queridos colegas, alumnos y padres:

Quizás si la Historia no se hubiera escrito en Buenos Aires, la celebración del 9 de Julio tendría más "prensa" que la del 25 de Mayo, y la casa de Tucumán no hubiera sido oficina de correo, después un lugar abandonado en ruinas para ser reconstruida y reconocida recién en 1943 como museo. 

El momento más complicado para declarar la Independencia eran esos meses de 1816. El monarca español Fernando VII había vuelto al trono dispuesto a recuperar sus colonias en América y sobre todo, las fabulosas ganancias que producían. Una flota con diez mil hombres partió de España y en poco tiempo derrotó los movimientos revolucionarios de México, Venezuela y Colombia. Sus líderes fueron fusilados. En Perú se consolidaba la contrarrevolución y se planeaba una invasión al Río de la Plata. Sólo Martín Miguel de Güemes y sus gauchos, con más coraje que armamento, lograron detener siete invasiones. 

Pero el enemigo no sólo venía de afuera. Los que se oponían a la revolución también vivían y mandaban en el Río de la Plata. El Director Supremo, Carlos María de Alvear, convencido de que los criollos no podían gobernarse solos, escribía cartas pidiendo que "la generosa nación británica reciba en sus brazos a estas provincias". 

Sin embargo, a principios de 1816, los congresales comenzaron a llegar a Tucumán. La ciudad apenas tenía cinco mil habitantes. Había que buscar una casona para sesionar y doña Francisca Bazán de Laguna se la alquiló al gobernador Bernabé  Araoz quien prestó su escritorio para que lo usara el Presidente del Congreso. Los vecinos cedieron sus bancos y sillas. 

Había que ser muy patriota y estar muy decidido para aventurarse a llegar hasta Tucumán. El viaje a caballo desde Buenos Aires duraba quince días; en galera, tres semanas y en carreta, tres meses, siempre y cuando un malón no lo interrumpiera, el caballo no muriera agotado o el carruaje no se rompiera por los caminos de tierra. 

Entre los congresales había frailes, curas, militares y abogados. Viajaban representantes de las provincias altoperuanas que hoy son parte de Bolivia, pero nadie desde la Patagonia habitada en ese momento por mapuches y tehuelches. Tampoco fueron representantes de Entre Ríos, Misiones, Corrientes y Santa Fe, lideradas entonces por el oriental José Gervasio Artigas. Los porteños despreciaban a los diputados bolivianos a los que llamaban "cuicos" -lombrices- y se burlaban diciéndoles que pertenecían a la costa del "chocolate". Sin embargo, fueron esos "cuicos" los que prefirieron morir fusilados antes que oprimidos por los realistas. De sus 102 caudillos, sólo 9 sobrevivieron. 

El Congreso comenzó a sesionar en marzo. Recién en julio se trató la Independencia. En la sesión del día 9, todos los diputados se pararon y gritaron "¡Sí!" cuando el Secretario Juan José Paso  preguntó si las Provincias del Río de la Plata querían ser libres e independientes de la Corona española. Diez días después se agregó al acta "y de toda dominación extranjera", porque se supo que seguían las gestiones para convertir al territorio en un protectorado inglés o portugués. 

Por fin, después de años de avances y retrocesos, se había declarado la Independencia. Teníamos símbolos patrios para identificarnos como Nación y proyectos para organizar el Estado.  Aunque la Constitución Nacional, recién se redactó y aprobó en el año 1853. 

Sin embargo, en 1816 -como puede suceder actualmente- la independencia política no garantizaba la independencia económica. Inglaterra, en ese momento la gran potencia, nos compraba cueros baratos y nos vendía zapatos caros. Algo que favoreció a los terratenientes y comerciantes criollos que cobraban en oro lo que exportaban, mientras pagaban sueldos en pesos devaluados a sus empleados.

Pasaron más de 200 años de aquel Congreso y parece que la Historia todavía nos da algunas lecciones. Como en aquellos tiempos, tenemos Bandera, Himno y moneda, pero muchas veces no nos sentimos una Nación independiente. Por eso hoy, como entonces, son necesarias las personas dispuestas a creer y a luchar por el futuro.  Como esos congresales de Tucumán, no hace falta que sean ricos o famosos. Hace falta que sean hombres y mujeres comunes, honestos, buenos. Que crean que la desocupación es una mala palabra, que la educación es sinónimo de esperanza y que el futuro es celeste y blanco. 


Con los alumnos de 6to C (turno tarde), los invitamos a visitar la cartelera ubicada en el ingreso por Federico Lacroze. En ella encontrarán las reflexiones que los chicos realizaron sobre lo que significa ser libres e independientes. 

Les mandamos un beso grande a toda la comunidad escolar y deseamos que tengan un Feliz Día de la Independencia Argentina. 




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