EL RUISEÑOR
El palacio del Emperador de China era el más bonito del mundo, de porcelana fina y frágil.
En el jardín había las flores más espléndidas y las más extraordinarias tenían unas campanillas de
plata atadas para que fueran observadas por los visitantes. El jardín era muy grande y llegaba hasta
el bosque más encantador con árboles y lagos profundos.
En ese bosque vivía un ruiseñor que cantaba de una forma maravillosa. De todos los países
del mundo venían viajeros a la capital del Emperador y decían que lo mejor era el canto del
ruiseñor. Muchos sabios escribieron numerosos libros, y los poetas le dedicaron los más hermosos
poemas.
Un buen día, el Emperador estaba leyendo uno de los libros que explicaba las mil maravillas
de su palacio, cuando de pronto leyó “Pero el ruiseñor, sin embargo, es lo mejor”.
- ¿Qué es esto? –gritó el Emperador. ¡No he oído nunca este ruiseñor y me he enterado
leyéndolo en un libro!
Así que llamó a su camarero mayor y le dijo que su deseo más imperial era oír cantar al
ruiseñor esa misma noche. Así que el camarero y la cocinera recorrieron todo el palacio para buscar
el famoso ruiseñor y en cuanto lo encontraron, le explicaron que el Emperador quería oírlo cantar
esa noche en una fiesta que daba en el salón del Palacio. Así que el ruiseñor aceptó la invitación.
- ¡Es lo más divino que he oído en mi vida! –decían todos. Debido al éxito, el ruiseñor tuvo
que residir en la Corte y tener su propia jaula, con licencia para salir de paseo tres veces al día.
Un día, llegó un paquete al Palacio. Todos pensaban que sería un nuevo libro sobre el
famoso ruiseñor, pero no lo fue. Era una caja enviada por el Emperador de Japón con un pequeño
ruiseñor artificial automático que cantaba igual de bien sin cansarse. Al principio empezaron a
cantar los dos juntos hasta que empezó el ruiseñor automático a tener más éxito cantando solo y el
verdadero ruiseñor fue desterrado del país y del reino.
El ruiseñor automático era más bonito, pues estaba cubierto de diamantes y cantaba sin
parar, no se cansaba, hasta que un día el Emperador lo estaba oyendo desde su cama, y de repente
hizo ¡clac! Giraron las ruedecillas y se paró la música
Hans Christian Andersen
El ruiseñor (Adaptación)
Después de la lectura:
1.- ¿Dónde vivía el Emperador de China?
• En un palacio muy bonito
• En una mansión gigante
• En un castillo encantado
2.- ¿Quién vivía en el bosque?
• Un ruiseñor
• Una cigüeña
• Un colibrí
3.- ¿Qué destacaba del ruiseñor?
• Su maravilloso canto
• Su pico color dorado
• Su maravilloso plumaje
4.- ¿Cómo se enteró el Emperador de la existencia de ruiseñor?
• Cada día lo oía cantar por la mañana
• Lo leyó en un libro
• Se lo dijo el cocinero del palacio
5.- ¿Qué hizo el Emperador cuando se enteró de la existencia del ruiseñor?
• Pensó que todo era un sueño y que no existía ningún ruiseñor en el bosque
• Salió al bosque para oírlo cantar al aire libre
• Mandó al camarero para que lo buscara, porque quería oírlo cantar esa noche
6.- ¿Qué había en el paquete que llegó al Palacio?
• Un ruiseñor artificial que cantaba de forma automática
• Un libro sobre el Emperador de Japón
• Un ruiseñor robotizado que volaba por el jardín
7.- ¿Quién envió el paquete con el ruiseñor artificial?
• El Emperador del Japón
• La fábrica de juguetes del Japón
• El hada del bosque
8.- ¿Por qué decían que el ruiseñor artificial era más bonito que el verdadero?
• Porque estaba cubierto de diamantes
• Porque su pico era más rojo
• Porque estaba más limpio
9.- ¿Quién tuvo más éxito?
• El ruiseñor artificial, porque no se cansaba
• El ruiseñor auténtico
• Ninguno de los dos, pues se escaparon
10.- ¿Qué hicieron con el ruiseñor verdadero?
• Le compraron una jaula de diamantes
• Lo desterraron del país y del reino
• Lo encerraron en una jaula en el bosque